Yo conocía Chicago como la ciudad donde filmaron El Caballero de la Noche y he visto esa película tantas veces que al llegar, mi primera impresión fue de que la conocía perfectamente. Mi visita comenzó recorriendo Michigan Avenue y encontrando dónde comer los platillos característicos de la ciudad: la deep-dish pizza de Lou Malnati's Pizzería y los hot dogs de Billy Goat Tavern. Más tarde, navegué el Chicago River conociendo la característica arquitectura de la ciudad y su historia.
Al día siguiente, conocí más sobre la ciudad en el Chicago Cultural Center para después recorrer a pie The Bloomingdale's Trail, un parque lineal construido sobre una vía de tren abandonada cuya construcción fue el resultado de una colaboración ciudadana para recuperar áreas verdes. Ese día también me aventuré en la escena cervecera en el tour a Goose Island Brewery, donde su cerveza Borubon County nos mandó por unos Italian beef sandwich a Bongiorno's Cucina Italiana para recuperarnos.
Pero Chicago me ofreció mucho más que solo la vida urbana. Exploré la serenidad de la naturaleza en Starved Rock que es un parque estatal que está a un par de horas de la ciudad y regresamos al National Museum of Mexican Art justo a tiempo para ver las ofrendas. Al día siguiente, tomé el tren a Highland Park para desayunar en Madame Zuzu's, la cafetería del fundador de los Smashing Pumpkins.
El viaje nos llevó a Museum Campus donde se encuentran el Field Museum, el Soldier Field, el Shedd Aquarium y el Adler Planetarium. Tengo que reconocer que me emocioné mucho en el estadio, que es el hogar de los Chicago Bears aunque no soy su fan. A pesar de haber llegado tarde logré tomar el tour y pisé un campo de la NFL por primera vez. Para agregar un toque de cósmico, tuve la oportunidad de disfrutar de una experiencia inmersiva que me transporto a los confines del sistema solar con "The Dark Side of the Moon" en el planetario.
No podíamos dejar pasar las vistas impresionantes de Willis Tower, los cuadros más famosos del Instituto de Arte como Nighthawkers y American Gothic ni la exuberante vegetación del Garfield Park Conservatory. En medio de estas maravillas tecnológicas y naturales, viví mi primera nevada, lo que le dio un toque especial a mi aventura en esta ciudad que no solo me cautivó con su arquitectura impresionante y su deliciosa comida, sino que también me conectó con la naturaleza y la cultura.
El último día lo pasé recorriendo The Loop por última vez, reflexionando sobre lo poco que podemos conocer una ciudad a través de la pantalla, pero que las películas inevitablemente nos crea una conexión con ellas. Regresé al aeropuerto en "L" train muy satisfecho de haber descubierto tantos rincones de esta hermosa ciudad a la que espero poder regresar pronto.