Almeira Gutierrez Miranda
Presente!
Arenita
Presente!
Carmona del Valle Franciso
Presente!
Co-Ntak
Presente!
Monk33
Presente!
Kiriyama Kazuo
Here!
“¿Perdón?”
Lo-siento-profes… ehh.. Manato… Presente!
Manato comenzaba de esta manera lo que era el primer día de clases dentro de IMAP, pasando lista a todos los que estaban inscritos en su cátedra… tanto a alumnos de nuevo ingreso como a alumnos que asistían a dicha clase por el gusto de ayudar al profesor en su tarea de creación de nuevos talentos, además que de esa manera podían estar en contacto más directo con su profesor y este a su vez les ponía tareas cada ves mas pesadas…
Y así continuaba mientras Manato pasando lista, 25 alumnos en total, incluyendo a los de nuevo ingreso como a los ya experimentados.
Panda
Presente!
Santiesteban Delacroix Lucía
Presente!
Rivera Pereira Constanza Anahí Elsa
Presente!
Robledo Zárate Esteban
Presente!
Vidyapeetham Sai Shanti
Presente!
Vidyapeetham Sai Kendra
Presente!
Zero
Presente!
“Bien, muy bien…” decía Manato en un tono casi inaudible, logrando con esto captar la atención de sus alumnos, “Sean ustedes bienvenidos a IMAP, y sobre todo a su primera clase de inducción, las reglas dentro de este salón son muy claras, ya conocen mi política acerca de los alimentos dentro del salón, así como de higiene personal. Aquellos que no las conozcan sugiero que revisen su correo electrónico justo después de que termine su día de labores”
“Hay un punto que quiero dejar en claro muchachos, el respeto que deberá de reinar dentro de este salón de clases y del instituto en general” continuaba Manato, “muchos de ustedes al salir de este colegio se lograrán colar en compañías desarrolladoras de alto nivel, tal ves otros tantos se dediquen a pirateo y tráfico de información, muchos otros tal ves terminen desestabilizando gobiernos contrarios… e incluso tal ves en el ámbito profesional tengan que enfrentarse entre ustedes mismos, tal ves lleguen a ser enemigos… en fin, el punto es que mientras estén en este salón de clases, bajo mi tutela y enseñanza, deberá reinar una actitud de compañerismo entre ustedes, si no, al menos de tolerancia para los demás, NO CONLLEVARÉ ningún acto de burla hacia sus colegas por sus diferencias en el ritmo de aprendizaje, así que espero no escuchar expresiones de la naturaleza de “¡Pero qué pendejo eres..!” o “¡No seas estúpido..!” Señores, aquí venimos todos a aprender los unos de los otros; así que quedan todos advertidos, que a la primera burla que escuche de su parte para con sus compañeros quedarán inmediatamente expulsados de este colegio. Esta regla NO está sujeta a ningún tipo de negociación ni… ¡SANTIESTEBAN! DEJA DE ESTAR MURMURANDO…”
En ese momento la chica con dicho apellido se volvió, mientras sus verdes ojos se hacían con la clásica mirada culpable de quien ha hecho algo indebido… su rojo y quebrado cabello brillaba de una manera sobrenatural aun encendido por la escasa iluminación indirecta. Se volvió hacia el profesor mientras soltaba una expresión infantil “Lo siento prof… es que…”
“Santiesteban, acabas de perder un punto en ‘Desempeño Actitudinal’ ” decía Manato mientras tecleaba cierta información en su terminal, al mismo tiempo que en la ventana de cristal líquido aparecía en gran tamaño una ficha técnica titulada ‘Lucía Santiesteban’, en la cual podía verse todo su historial académico, en el recuadro donde se leía “Desempeño Actitudinal” el número 10 que contenía inmediatamente cambió a 9, acto seguido la ficha desapareció y el ventanal se aclaró de nuevo dando paso a la ya familiar vista hacia los volcanes…
“¡Eso no fue justo!” replicaba Lucía cuando acababa de ver lo que había provocado “No sabíamos que estaban prohibidos los murmullos dentro del salón…” a lo que inmediatamente Manato se ponía de pie y se dirigía a la niña “Cuando alguien habla, cállate y escucha. Son reglas de urbanidad y civismo básicas, niña, mientras el profesor habla, tu debes permanecer en silencio... tal ves de esta manera aprendas algo… ¡Y esto va para todos! Mientras cualquiera de los profesores este haciendo uso de la palabra, ustedes se limitarán a levantar la mano para poder pedirla, si esta no es concedida, no se molesten en insistir. ¿Queda esto entendido, Santiesteban?”
“Si… Sr. M.”
Todos, incluido Zero voltearon a ver a Lucía por el atrevimiento que se había ella tomado a cambiar el alias que por tantos años había acompañado a Manato… pero extrañamente él no se inmutó, sino por el contrario solo se refirió a decir “me gusta como suena, pero recuerda que soy Manato, no Sr. M., queda entendido?”
“Si… Manato”
El profesor se volvía hacia su escritorio cuando notó que el alumno asiático se quedaba viendo hacia la pantalla mural… “Y por cierto, ni siquiera se tomen la molestia de pensarlo, no hay forma de hackear mi sistema de calificaciones, solamente ha habido una persona capaz de hacerlo: el mismo FoxTrot; para lo cual tuvo que hacer uso de todas las computadoras del plantel, y cuando digo todas… SON TODAS, incluyendo las de Recepción, Dirección Técnica, Dirección Académica, los Smartphones de 27 alumnos y hasta de la Cliè de Delta, todo esto para lanzar un ataque masivo a mi servidor… obviamente he logrado solucionar ese problema. Así que, continuemos pues.” se refería de nuevo Manato a sus alumnos “Como ustedes habrán notado mientras pasaba lista, en este grupo de inducción, hay compañeros a los cuales me he referido por sus pseudónimos…” En ese preciso momento, un chico, de aproximadamente 17 años, alto, delgado, cabello en puntas, vistiendo una playera negra, pantalón baggy y botas negras… toda la imagen que se puede esperar del clásico y estereotipado hacker, se ponía de pie y decía en voz alta “Yo soy Zero, y leo el correo de todos as we speak!”, en ese preciso momento en las pantallas de todas las computadoras dentro del salón, incluyendo las de Manato, aparecía el mensaje “Estoy leyendo tu correo as we speak”, Manato se volvía hacia su servidor, ya teniendo control del teclado comenzó a teclear una serie bastante complicada de instrucciones, dejando atónitos a sus alumnos por la velocidad de reacción y sobre todo, por la calma con la que actuaba, al termino de lo que serían 25 segundos Manato lograba deshacerse del mensaje en su servidor, y de esta manera retomaba la plática “en fin, como les iba yo diciendo, en éste ambiente es peligroso que ustedes den a saber sus datos personales, así que desde este momento olvídense del nombre que papá y mamá les dio cuando los registraron, así que, como sus compañeros, van a tener que elegir el pseudónimo por el cual serán conocidos a partir de ahora, tienen el resto de la clase para hacerlo, así que piensen muy bien el nombre que elegirán y con el cual se les referirá no solo dentro de este salón, sino dentro del mismo plantel y que incluso será el que aparezca dentro de sus reportes de eficiencia, no se preocupen, no aparecerá dentro de sus papeles oficiales. Tienen todo lo que resta de la hora, y les recomiendo que piensen en ello mientras se deshacen del gusano que Zero acaba de dejar en sus computadoras, si tienen dudas de cómo hacerlo pueden consultar a sus compañeros más avanzados y… Zero… tienes un punto menos por hablar sin autorización (en ese momento se habría la misma animación en el muro, pero ahora con la ficha técnica donde en lugar del nombre se leía solamente “Zero”, y de la cual se descontaba una unidad de la misma categoría de la cual se había descontado a Lucía), aunque también te has ganado una ‘mención’ por el excelente gusano que has desarrollado (misma animación, pero ahora poniendo un pequeño punto azul de lado izquierdo donde estaba la fotografía del mismo Zero) y, muchachos” dijo, dirigiéndose a la clase una ves más “les sugiero que se deshagan del gusano de su compañero, ya que efectivamente él esta leyendo su correo”.
“Así es, valió la pena el punto menos, me estoy enterando de cada cosa…” comentaba Zero mientras guiñaba un ojo a la pelirroja Santiesteban.
Para final de la clase, y ya cuando todos habían logrado deshacerse del virus que Zero había propagado por la red del salón, Manato comenzaba a pasar lista con fin de recoger los alias con los cuales iban a ser registrados los alumnos. Lyón, Koni, Luza, uno a uno iban siendo registrados al mismo tiempo que estos iban sustituyendo a los nombres verdaderos de sus dueños dentro de sus tarjetas… Fue cuando llegó el momento en que la chica con el apellido Santiesteban se acercó al escritorio de Manato…
“Tienes decidido cual será tu alias, Santiesteban?”
“Así es, Sr. M…”
“Bien… bien… y dime, cual será entonces?”
“LSD”
… y en ese instante, el nombre de Lucía Santiesteban Delacroix era borrado y sustituido en la pantalla mural por el de LSD.
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