Ninguna carrera causa tanta controversia como We Run México. Es la carrera más esperada del año en el Distrito Federal y a la vez la más criticada. Y no es para menos, al ser el 10K de la marca deportiva Nike, genera tal expectativa que el menor descuido (y la incapacidad de sus community managers para resolver conflictos) provoca el deseo de linchar a los organizadores. Con una convocatoria de 20,000 corredores tan solo en su edición DF complacer a cada uno es una tarea imposible: la ruta, el color y diseño de la playera, el horario de la expo y del disparo de salida o el sistema de inscripción son los detonantes de inconformidad y amenazas de boicot.
Aún así, el 90% de los corredores inscritos, acompañados de aquellos que no alcanzaron un número y maldicen al 10% que no se presentó, acuden a la cita y participan en la que muchas veces es su primera experiencia en este tipo de eventos. Muchos de ellos se pondrán los tenis hasta la siguiente edición, otros tantos lo olvidarán por completo y el resto quedarán enganchados y no dejarán de correr. Este es el objetivo final de este evento. Más allá de la diversión, la convivencia o la competencia contra el reloj la marca busca crear una relación simbiótica con los participantes: si se vuelven corredores van a experimentar una mejoría en su calidad de vida a través del deporte y para practicarlo al menos necesitarán un buen par de tenis.
La tecnología juega un papel fundamental en esta relación, ya que a través de los dispositivos Nike+ los corredores pueden conectarse entre si a través de sus teléfonos, relojes o reproductores de música y participar en dinámicas, inscribirse a un Nike Run Club y llevar un registro de su progreso que es, al final del día, la principal motivación para seguir participando.
Desafortunadamente y a pesar de que We Run es una iniciativa internacional, ninguna de las tres ediciones mexicanas se comparan con muchas de sus carreras hermanas: destaca el caso de We Run Jozi donde, además de ser una carrera nocturna, los competidores pudieron elegir entre dos rutas paralelas que los llevaron por diferentes partes de Johannesburgo. Tal vez la Ciudad de México no sea el lugar ideal para esto debido a la condición de sus calles, a la idiosincracia de su gente o porque los automovilistas no desean compartir su espacio, pero podemos esperar que el evento continúe evolucionando como cada año y nos proporcione nuevas experiencias que solo son posibles si nuestra propia cultura lo permite, ya que el color de la playera es menos importante que disfrutar la carrera o romper tu PR.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario