martes, octubre 20, 2015

Todo lo que quería saber de tiburones

A veces la mejor manera de aprender algo es experimentándolo de primera mano. Para aprender de tiburones Moni me llevó al parque Xcaret, ubicado en la Riviera Maya. Ahí conocimos a los tiburones nodriza y nos metimos a nadar con ellos.

Durante nuestra convivencia con estos peces cartilaginosos e incomprendidos los entrenadores nos explicaron que las 3 a 6 hileras de dientes que tienen son una evolución de su piel, que está compuesta por miles de dentículos que tienen una función similar a las escamas y le dan a la piel una textura parecida a la de una lija. Los dientes no los utilizan para masticar sino para ROMPER, DESGARRAR y CORTAR pedazos de sus víctimas.

¿Sabías qué los tiburones son la envidia de muchos mamíferos porque tienen DOS penes?

Pues sí, pero lo que no tienen son párpados, esto significa -obviamente- que no pueden cerrar los ojos y por lo tanto no duermen, en lugar de eso entran en un estado de letargo para descansar. Para proteger sus ojos, simplemente los giran hacia atrás.

Su cuerpo sin huesos los hace excelentes nadadores junto con sus características aletas (dorsal, pectoral, caudal, etc.) que utilizan para navegar y ubicarse dentro del agua. Los atrae el olor de la sangre y su piel es capaz de percibir las pulsaciones, como las del corazón, lo que los hace excelentes depredadores.




Los tiburones son primos de las rayas y de las mantarrayas y pueden llegar a vivir más de 25 años en cautiverio, pues no se tienen que enfrentar a otros tiburones más grandes como el tiburón toro (su vecino del Caribe) y el tiburón tigre (oriundo de Baja California).

Nota: la manera más clara para diferenciar a una raya de una mantarraya es por la posición de la boca: las rayas la tienen abajo y las mantarrayas al frente :)

Sin embargo, no todo es felicidad en la vida de un tiburón.

Muchos tiburones mueren al año a causa de los humanos, que utilizan sus aletas para preparar sopa y una vez que se las cortan los regresan al mar sin chance de sobrevivir. Esta es una práctica ilegal en muchos países pero desafortunadamente es muy lucrativa, pues los entusiastas de los platillos exóticos pagan al rededor de 100 USD por probar una sopa de aleta de tiburón.

Los entrenadores nos explicaron que Xcaret ofrece esta actividad como una manera de concientizar a sus visitantes de la importancia y la fragilidad de esta hermosa especie y que antes que tenerles miedo, tenemos que comprenderlos para que compartiendo esta increíble experiencia podamos ayudar a su conservación. 

viernes, octubre 16, 2015

El Mercado de Trueque

Los defensores del medio ambiente recomiendan seguir las 3 R's (Reduce-Reutiliza-Recicla) para minimizar el impacto que tienen los desechos, pero pocas veces nos dan opciones o consejos de cómo hacerlo.

Una opción para reciclar los desperdicios del hogar es el Mercado de Trueque el Gobierno de la CDMX realiza una vez al mes alternando entre el Bosque de Chapultepec y diferentes sedes. Lo que más me gusta de esta iniciativa es que fomenta la participación de la gente y a través de ella se apoya a los productores de la zona de Milpa Alta - Tlahuac - Xochimilco.

La gente llega desde las 5:00 am a formarse y el evento empieza a las 8:00. A cambio de sus residuos (vidrio, papel, aluminio, etc.) reciben puntos que pueden canjear por diferentes productos como son frutas, verduras, plantas ornamentales, huevo, queso, etc. Desafortunadamente los puntos solo se pueden usar en la edición del Mercado de Trueque donde fueron otorgados, pero es muy interesante ver que a los asistentes no se les ofrece un valor monetario por su participación y aún así esta crece con cada edición.


Los desperdicios que por lo general llevamos son periódicos y botellas de cerveza artesanal y es muy satisfactorio regresar a casa con el botín de limones, lechuga y una bolsa del Mercado de Trueque. El fin de semana pasado llegamos tarde y ya no alcanzamos puntos, así que dejamos los desperdicios en la carpa de donaciones, ya que también es muy satisfactorio regresar a casa y encontrar vacío ese espacio que tenemos destinado para el reciclaje.