Al empezar 2017 decidí que no me iba a poner propósitos ordinarios como "hacer ejercicio", "obtener una certificación" o "leer más". En cambio decidí escribirlos como historias de usuario ágiles que consisten en la descripción de un requerimiento especificando quién lo quiere y cuál es el valor de retorno.
De ese modo mis objetivos se volvieron más claros y fáciles de cumplir a lo largo del año.
El siguiente paso es construir sobre los logros alcanzados. Por ejemplo, me propuse a completar un
reto de lectura de 12 libros y lo excedí por lo que este año no tengo que proponérmelo de nuevo, sino simplemente hacerlo y establecer nuevos objetivos como cuando hace dos años nos propusimos participar en las actividades de la CDMX como el
Mercado de Trueque y ahora lo hacemos de manera natural.
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